La energía geotérmica emerge como una fuente prometedora y resiliente en el panorama global. Bajo la corteza terrestre, un calor constante aguarda ser transformado en electricidad, calor urbano e incluso refrigeración industrial.
En un mundo que demanda energía limpia y gestionable 24/7, la geotermia ofrece una solución estratégica para diversificar la matriz energética y estabilizar redes eléctricas.
La geotermia aprovecha el calor interno del planeta, convirtiendo temperaturas subterráneas en energía útil. Este recurso destaca por su recurso constante e inagotable y su capacidad de generación continua, sin depender de condiciones climáticas.
Para usos eléctricos, urbanos e industriales, las plantas geotérmicas operan con tasas de utilización superiores al 75%, muy por delante de otras renovables. Además, su versatilidad incluye sistemas de calefacción, refrigeración y almacenamiento de energía.
En 2024, la capacidad mundial instalada alcanzó 16.873 MW, con 35 naciones operativas y 14 nuevas plantas agregadas. Aunque aún representa menos del 1% de la demanda global, la Agencia Internacional de la Energía estima que, de crecer sostenidamente, podría cubrir hasta el 15% en 2050.
El crecimiento reciente refleja un aumento de 389 MW en 2024 y una inversión global cercana a 2.000 millones de dólares. En Norteamérica, los fondos destinados en el primer trimestre de 2025 superaron los 1.700 millones, un salto del 85% interanual.
La tendencia apunta a un pico anual de 140.000 millones de dólares en inversión para 2050, superando incluso a la eólica terrestre. Con innovaciones, los costes podrían reducirse hasta un 80% para 2035.
La exploración avanzada permite perforaciones a más de 3 km, ampliando el potencial geotérmico a regiones previamente inaccesibles. proyectos de próxima generación apuestan por técnicas de fractura estimulada y gestión de yacimientos hidrotérmicos.
La industria de petróleo y gas aporta su experiencia para una reducción acelerada de costes, al aplicar metodologías de perforación y simulación de yacimientos. La sinergia entre sectores multiplica la velocidad de despliegue.
Además, la geotermia puede integrarse con otras renovables como respaldo, haciendo posible un sistema energético equilibrado y firme ante picos de demanda.
A pesar de sus ventajas, la geotermia enfrenta barreras de exploración: incertidumbre geológica, permisos ambientales y altos costes iniciales. Reducir riesgos exige marcos regulatorios claros y modelos de asociación público-privada.
La colaboración entre gobiernos, utilities y compañías de O&G resulta esencial para escalar depósitos medianos y bajos en todo el mundo, diversificando así la oferta.
Estados Unidos lidera con cerca de 4 GW instalados, seguido por Indonesia (2,4 GW), Filipinas (1,9 GW) y Turquía (1,7 GW). México aporta 976 MW, afianzándose en el top 10 mundial.
Destacan proyectos de Ascent Deep Earth Energy y SLB en Canadá, así como desarrollos en Kenya e Indonesia. La capacidad de producir hasta el 5% del litio mundial en 2035 otorga un nuevo giro al recurso geotérmico.
Para cumplir objetivos climáticos, las renovables deben crecer un 16,6% anual hasta 2030. La geotermia, con su transferencia tecnológica desde hidrocarburos, ofrece un camino eficaz para descarbonizar tanto el sector eléctrico como los sistemas de calefacción urbana.
En suma, la geotermia combina energía limpia y gestionable 24/7 con atractivos retornos financieros. Su expansión, impulsada por innovación y alianzas estratégicas, puede transformar el sistema energético global y generar valor económico sostenible.
La inversión y las políticas públicas deben alinearse para descubrir el verdadero potencial oculto bajo nuestros pies. Con ello, abrimos la puerta a un futuro más verde, seguro y rentable.
Referencias